Historia
La Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Mayor de San Andrés, fue formada en los años 1938 y 1939 como “Escuela de Filosofía y Letras” en el Instituto de Ciencias Sociales, dependiente de la Facultad de Ciencias Sociales. Este Instituto estaba dirigido por Elías Villazón, regentado por los docentes Roberto Prudencio Remecin, Armando palacios y Numa Romero, todos ellos fueron quienes tuvieron el propósito de fundar la Escuela de Filosofía y letras, ante toda la influencia de la ciencia que empezaba a hacer presencia en las universidades de América.
La Escuela de Filosofía y letras también vivió momentos difíciles en el mismo seno del Honorable Consejo Universitario, cuando el Decano de la Facultad de Ingeniería, Vicente Burgaleta, pidió el cierre de la Escuela por constituir un gasto inútil del presupuesto y no colmar las expectativas de la población. Pese a ese tipo de apreciaciones, la Escuela de Filosofía y letras supo salir adelante porque, era una necesidad para la juventud estudiosa y para la población en su conjunto (Callisaya, 2016: 166).
La Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación fue creada el 2 de abril de 1964, como Facultad de Filosofía y Letras a petición del Consejo Directivo, para poner en ejecución paulatinamente el Plan de Estudios que fue aprobado
por el Consejo Universitario el año 1955 por la Comisión de Planes de Estudios y Organización Universitaria del Honorable Consejo Universitario.
Dos años después (24 de enero de 1966), una resolución del consejo universitario estableció una nueva división en cuatro áreas, creando las licenciaturas en Filosofía, Historia, Literatura (anteriormente denominada de Escuela de Letras) y Pedagogía, que posteriormente cambió su nombre a Carrera de Ciencias de la Educación. Los años sesenta se caracterizaron por una incertidumbre y una fuerte represión autoritaria. La Revolución del 52 empezó a degenerar rápidamente y el golpe de Estado de 1963 inviabilizó toda posibilidad de fortalecer las reformas sociales, la universidad y el desarrollo democrático. Los sesenta trajeron, sin embargo, la efervescencia revolucionaria con los intentos del Che Guevara en 1967 y Teoponte en 1969. La experiencia universitaria muestra que un nuevo tipo de activismo político fue madurando a riesgo de ser reprimido durante las dictaduras hasta alcanzar la Revolución Universitaria de 1970
